Pero existe algo que me enerva aún más que la política y es que la política se inmiscuya en el deporte. No es nuevo. Ver a los presidentes del gobierno, presidentes de comunidad o alcaldes asistiendo a eventos deportivos es el pan nuestro de cada día en este pais. Hasta ahí vale. Lo que me saca de mis casillas es ver a un político usar la imagen de un deportista para su propio beneficio. Un ejemplo reciente y diáfano, es lo ocurrido hace pocos días con Edurne Pasabán, montañista española que se disputa con una coreana, haber sido la primera mujer en coronar los catorce ochomiles del planeta.
ZP fue el encargado de otorgarle la medalla al mérito deportivo. Sin embargo, lo que en principio era un acto destinado a honrar el esfuerzo titánico y espíritu de superación de la alpinista, se tornó vilmente en un discurso político en toda regla, destinado a reforzar la figura del presidente ante la maltrecha situación económica que atraviesa el pais.
En un discurso cursi, pasteloso y propio de un dirigente caduco y trasnochado, Zapatero apeló a frases típicas y tópicas usando la comparativa entre el alpinismo y las dificultades que nos tocan vivir en estos días:
"cuanto más duras parecen las cosas, más fortaleza parece nacer"
"hay que luchar al máximo y tener confianza en uno mismo"
"Que cada paso sea un paso estratégico, máximo, y que no traicione nuestros valores, los que nos hacen ser lo que somos, los que hacen que otros confíen en nosotros"
Como digo, pura propaganda en clave electoralista. Finalmente ZP consiguió su próposito. Edurne y sus logros quedaron relegados a un segundo plano ante la mirada perpleja de la protagonista. Además, la alpinista fue erigida sin consentimiento previo en adalid ejemplarizante del actual gobierno cuando posiblemente ella tenga unos ideales políticos totalmente opuestos. Eso sin mencionar fotos de mal gusto, que juegan con el efecto óptico y que situan al presidente y la montañera en una situación tan irreal como incómoda.
Repito, esta crítica es hacía ZP, como podría serlo hacía Rajoy. No me mueven los intereses políticos. Creo que lo ocurrido es algo reprochable, evitable y del todo indeseable. El deporte no debe ser usado como arma política y menos aún los deportistas. Damsam dixit.