El fiasco de los holandeses

El fútbol holandés vivió su máximo apogeo en la época de los 70'. Las dos finales consecutivas en el Mundial de Alemania en el 74' y el de Argentina en el 78', fue la confirmación del surgimiento de un nuevo estilo de fútbol, cuyo máximo exponente fue la Naranja mecánica de Cruyff y Neskeens, de la cual en breve publicaremos un post.

El Barça fue unos de los precursores en adaptar esa filosofía, la del fútbol total, al club. Así, comenzó una época repleta de jugadores de aquellas tierras y como no, de sus máximos exponentes, Johan Cruyff y Neeskens.

El Flaco, una vez concluida su etapa como jugador, regresó como entrenador del primer equipo, para continuar así una labor que ya había comenzado como futbolista. Hoy en día su filosofía aún perdura tanto en el estilo de juego, como en la formación de la cantera.

Muchos han sido los jugadores de esa nacionalidad que han militado en el Barça desde entonces:

Danny Muller (1988)
Ronald Koeman (1989-1995)
Richard Witschge (1991-1993)
Jordi Cruyff (1993-1996)
Michael Reiziger (1997-2004)
Ruud Hesp (1997-2000)
Winston Bogarde (1997-2000)
Bowdejwin Zenden (1998-2001)
Philippe Cocu (1998-2004)
Patrick Kluivert (1998-2004)
Ronald de Boer (1999-2000)
Frank de Boer (1999-2003)
Marc Overmars (2000-2004)
Gio van Bronckhorst (2003-2007)
Edgard Davids (2004)
Mark van Bommel (2005-2006)

De todos ellos, ¿Cuales han cumplido con las espectitvas creadas ?

En mi opinión solo Philippe Cocu y Ronald Koeman. El resto, sí, jugadores con mucha clase, mucha técnica, pero herederos de esa fama que convierte a los holandeses en eternos aspirantes a todo y campeones en nada. El único que se salva es el heroe de Wembley, con aquel golazo de falta. Siempre tiene que haber una excepción que confirme la regla. Si tiramos de hemeroteca nos encontramos con ejemplos palpables de los grandes bluffs del futbol tulipán. Overmars, Zenden, Bogarde, los De Boer, Van Bommel...

El Barça, con el tiempo, ha aprendido, que del fútbol holandés, lo realmente aprovechable es su idea futbolística, sus conceptos. Quizá por ello, lo que siempre han funcionado, son sus técnicos y no sus futbolistas. Como ejemplos, Rinus Mitchels, el mismo cruyff, Rijkaard o Van Gaal.

Por eso me extraña lo del Real Madrid. Visto el resultado que tubo todo el tema de los holandeses en Ca'n Barça, el club blanco se enfrascó hace un par de años en una holandización del equipo cuando menos singular. Van Nistelroy, Robben, Drenthe, Van der Vaart, Snejder y Huntelaar. El tiempo nos vuelve a demostrar lo arriesgado de fichar jugadores de aquellos lares. A día de hoy, Florentino y Valdano, Valdano y Florentino, han dado ya pasaporte a Huntellar y tiene apartados del equipo a van der Vaart y Snejder que no se van ni con aguarrás. Le encantaría recibir una oferta por Drenthe, pero no lo quiere nadie ni regalado; Robben es conocido ya por don Cristal, en una situación calcada a la de Overmars cuando fichó por el Barça y Van Nistelroy genera serias dudas sobre su estado físico para cuando regrese. En definitiva, desastre total y además ruinoso económicamente hablando.



Sin embargo, cuando hablamos no de jugadores, sino de entrenadores, nos encontramos con el gran Leo Benhacker, ganador nada menos que de tres ligas y una copa del rey con la quinta del buitre a la cabeza. Un paralelismo brutal con el Dream team de Cruyff. ¿Casualidad? No.

Para los dos grandes de nuestro fútbol, sus periplos en cuanto a jugadores holandeses se refiere, han resultado ser todo un fiasco, pero no en cuanto a sus técnicos. Repito, quedemonos con su idea futbolística y no caigamos de nuevo en el error. Se puede contratar a un jugador , siempre puede surgir un crack de forma inesperada, pero no formemos clanes que no llevan a ningún lado. Los clanes, si son realmente necesarios, que sean de casa por favor.

Si , se lo que muchos estarán pensando después de este post, ¿Que pasa con los Rijkard,Gullit y Van Basten? Pues sin duda fue una generación, rollo la quinta del buitre, que se da una vez cada 100 o 200 años. Un Rara avis que sin duda no volverá a repetirse o al menos que no volverán a ver mis tiernos ojos.