La Supercopa de ayer quedará en el recuerdo de todos los culés, como la culminación de una temporada histórica, en la cual el Barça se ha adjudicado todos los trofeos en los que ha participado. Por desgracia, dentro de unos años, nadie se acordará de la pésima organización de la UEFA. Es una lástima, pues alguien debería poner un poco de sentido común en todo este circo.En primer lugar quiero hacer especial hincapie en el estado del terreno de juego. Lamentable es el único adjentivo que me viene a la cabeza. El campo del Louis II era un auténtico patatal. Agujeros del tamaño de un puño, zonas en las que solo había tierra, firme irregular, de verdad, penoso. Resulta cuando menos alarmante que los clubs se gasten auténticas fortunas para tener entre sus filas a los mejores del mundo, para luego hacerles jugar en campos así. Ayer el riesgo de lesión era altísimo y solo un milagro permitió a los 22 futbolistas salir ilesos. Además, la UEFA piensa poco en el espectador, que acude y paga su entrada para ver un gran espectáculo y se encuentra con dos equipos que a duras penas consiguen controlar el balón o dar un pase a ras de suelo. No se que tipo de favores se le deben al principado monegasco, pero desde luego, si no toman medidas, esta competición dejara de ser interesante para todo el mundo.
Otro tema que me llamó la atención, es la presencia de los Boixos Nois en las gradas. Increible que el Barça haya conseguido no sin esfuerzo erradicar a los violentos del Camp Nou y el pávulo que se les da en los campos visitantes. Y más reprochable aun la seguridad, que les permitió no solo entrar, sino hacerlo con bengalas.
En pocas palabras, bochornosa la organización de la UEFA. Habrá que decirle a Platiní que se dedique a trabajar y deje declaraciones, sanciones y comilonas para cuando solucione cosas mucho más prioritarias.
Luego se asombran de que los clubes pretendan crear una superliga al margen...
